1. La situación
A finales de 2021, agencias de inteligencia occidentales y ucranianas dan a conocer la acumulación masiva de tropas rusas a lo largo de la frontera con Ucrania.
Tensión creciente que observamos en los medios de comunicación en tiempo real.
Según funcionarios del Ministerio de Defensa de Ucrania, Rusia ha desplegado unos 120, 000 soldados cerca de sus fronteras, incluidos el ejército, la fuerza aérea y la marina.
Rusia también mantiene decenas de miles de soldados en su base naval en Crimea, la región ucraniana que anexaron en 2014.

Moscú niega estar planeado un ataque, asegurando que se trata de una operación de rutina.
En este sentido es importante señalar que una acumulación similar de militares se registró en marzo-abril del 2021 y que el antecedente más reciente se dio en los ejercicios con Bielorrusia en septiembre de 2021.
Todos estos eventos con el mismo argumento ruso de tratarse de respuestas ante la presencia de operaciones de la OTAN cerca de sus fronteras.
Rusia ha pedido a la Unión Atlántica que no permita que Ucrania se una y reduzca su presencia en los países del antiguo bloque soviético.
Pero estas demandas no pueden ser satisfechas, por lo que muchos temen un recrudecimiento del conflicto.
Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí?
2. Antecedentes
Desde que Ucrania obtuvo su independencia de la Unión Soviética en 1991 ha vivido constantemente en crisis.
En las últimas dos décadas tenemos como ejemplos la severa recesión económica en 2000 y numerosas revueltas entre 2004 y 2013.
Durante estos años también creció la simpatía por Europa, evidenciada por las protestas de 2013 que terminaron con el derrocamiento del gobierno pro-ruso de Viktor Yanukovych, quien se negó a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea.
Ese mismo año, Rusia intervino en Crimea y la anexó.

Además, promovió el separatismo en la región de Donbass.
Se estima que el potencial conflicto en esta zona ha causado la muerte de unas 14, 000 personas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha dicho repetidamente que Ucrania no es su “zona de influencia”, sino su área de seguridad inmediata.
Por otro lado, existe una visión generalizada en Occidente de que Putin quiere evitar que la transición democrática se haga realidad tratando de mantener la alianza de Ucrania con Rusia.
Es importante señalar que las regiones orientales de Ucrania son pro-rusas desde el 2014, pensándose incluso que una solución al conflicto es el establecimiento de referéndums que posibiliten su autonomía.
Pero la demanda más obvia de Rusia es que Ucrania no se una a la OTAN.
De lo contrario, Moscú tendrá “el derecho de elegir cómo garantizar sus legítimos intereses de seguridad”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.
3. La expansión de la OTAN
En 2008, la OTAN anunció su intención de integrar a Ucrania y Georgia, lo que alarmó a Rusia, quien desde entonces ya reiterado su demanda de excluir cualquier intento de expansión de la OTAN hacia el este.
A partir de 2020, Ucrania tiene estatus de “socio con oportunidades mejoradas” en la OTAN, lo que significa que es posible acceder a la membresía total, aunque no existe un plan de acción para hacerlo posible.
Desde que Rusia anexó Crimea, los aliados pro-ucranianos no han reconocido la decisión.
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En ese momento, la OTAN suspendió toda cooperación civil y militar con Rusia, dejando abiertas solo líneas políticas de comunicación.
A mediados de diciembre de 2021, Rusia anunció dos propuestas de tratado con Estados Unidos y la OTAN con términos muy estrictos.
Moscú pidió a la OTAN dar marcha atrás a sus pretensiones de expansión tanto en Ucrania como en Georgia.
También requirió la retirada de las tropas o armas desplegadas en los países que se unieron a la OTAN después de 1997, es decir, Polonia, Estonia, Lituania, Letonia y los países balcánicos.
Además, se les pidió que dejen de realizar ejercicios militares sin el consentimiento ruso previo, tanto en Ucrania y Georgia como en Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central.
En el fondo, Putin desea volver a una antigua concepción de seguridad basada en el reconocimiento por parte de Occidente de un cinturón de seguridad a partir de una franja del territorio europeo, justo alineado en Ucrania, entendiendo que esta franja es indispensable para la sobrevivencia de Rusia.
En este mismo orden de ideas, académicos rusos como F. A. Kazin han señalado que “la ampliación de la OTAN desde los años noventa, se ha llevado a cabo prácticamente ignorando el interés ruso y se ha reflejado negativamente en la situación de Rusia en Europa y a nivel global”.
Pero, ¿qué otros aspectos geopolíticos podemos encontrar en las tensiones actuales?
4. La geopolítica
Geopolíticamente, Ucrania es central para la permanencia del estado ruso, y esto no sólo se debe a la etnicidad, aunque Ucrania tiene la mayor comunidad de rusos fuera de Rusia.
Hoy no sólo es el punto de tránsito del gas natural ruso hacia Europa, sino también el punto de conexión de la infraestructura rusa entre Occidente y Oriente, en términos de oleoductos, carreteras, ferrocarriles y carreteras.
Para Estados Unidos, Ucrania también es un pivote geopolítico, indispensable para el incremento de poder e influencia, así para el caso de Rusia, Estados Unidos tiene intereses análogos: Ucrania es pieza clave para contener el ascenso de Rusia y China como potencia.

No es raro entonces que en días pasados China y Rusia publicaran una declaración conjunta criticando la influencia estadounidense y el papel de las alianzas militares occidentales, la OTAN y AUKUS, en Europa y Asia denunciando “la influencia negativa de Estados Unidos para la paz y la estabilidad de la región”.
El concepto que emerge de esta alianza es el de “indivisibilidad de la seguridad” donde Rusia y China argumentan que la seguridad de unos no puede lograrse a costa de otros y que la propia expansión de la OTAN responde a una lógica de la Guerra Fría.
Preocupaciones que parecen lógicas a la luz de la creación en 2021 de la alianza militar de Estados Unidos con Reino Unido y Australia (AUKUS) destinada casi en su totalidad a la fabricación de submarinos nucleares.
Sin duda, este evento debe enmarcarse también en el ascenso geopolítico de China, donde cada posible desenlace pasará necesariamente por la intervención e influencia de Pekín.
5. Escenarios posibles

Escenario 1: Conflicto mundial. Muy Improbable. La participación de la Unión Europea y China se vinculan más a los esfuerzos diplomáticos que a los enfrentamientos directos, incluso Estados Unidos y Reino Unido, que han dotado de armamento a Ucrania, tienen razones económicas y diplomáticas para reducir la tensión.
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Escenario 2: Invasión rusa. Improbable. Rusia sabe que una invasión podría provocar sanciones de mayor impacto a las ya existentes. Además, esta medida significaría romper de tajo con todas las acciones diplomáticas.

Escenario 3: Enfrentamiento no convencional. Poco Probable. Rusia podría hacer uso de acciones no convencionales como presionar a Europa cortando (o amenazando con cortar) el suministro de gas o estableciendo ciberataques a Ucrania. Pero el costo de estas acciones generaría que el gobierno ruso pierda interlocución con Francia y Alemania.

Escenario 4: Salida diplomática. Probable. Francia, Alemania, Ucrania y Rusia podrían comprometerse para la distención de la crisis, poniendo en primer plano sus intereses energéticos vinculados a los ductos de gas natural. Si Estados Unidos no articula hábilmente su diplomacia y no hace uso de su poder suave en la región, esto podría significar una mayor pérdida de su influencia en la región.

Escenario 5: Status quo con desescalada posterior. Muy Probable. En este escenario, Rusia seguiría escalando la tensión para, llegando a un tope de presencia militar en la frontera, replegarse paulatinamente. Pero este escenario de aparente calma podría significar que Rusia continúe con el financiamiento y fortalecimiento de los grupos pro-rusos en Ucrania. Si este es el caso, estaríamos viviendo solo una escena de una película con desenlace incierto.
Referencias:
Ariza, G (2005). Geopolítica y geo-estrategia liderazgo y poder. Bogotá: Universidad Militar Nueva Granad
Brzezinski, Zbigniew. El gran tablero mundial. Madrid: Paidós, 1997.
Ibañez, R. (2001). Teoría del Estado geopolítica y geoestratégica (VOL XVII) Bogotá. Fuerzas militares
Zakat Transitologui ili «sieraia zona» Evropi?” (“¿Ocaso de la transitología o la «zona gris» de Europa?”), The Center of International and Regional Policy, San Petersburgo, Rusia, 2004, en http://www.cirp.ru/oldsite/publications/Kazin/transition_cont_2.htm

- Ronald es Director General de Gestión y Vinculación Académica del Centro de Estudios Internacionales del Mayab (CEIM);
- Internacionalista por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Maestro en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY);
- Docente universitario especialista en geopolítica, seguridad y terrorismo; y
- Experto en diseño e implementación de políticas públicas.
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