CONFLICTO RUSO-UCRANIANO: TURQUÍA, EL RETORNO DE LA POTENCIA REGIONAL

Breve panorama del conflicto y la arena internacional

Adentrados en la semana 4 del conflicto ruso-ucraniano, podemos observar un escenario devastador sin una aparente salida diplomática en el corto plazo.

Hasta el día 11 de marzo del año 2022 se tienen registradas por parte de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU 549 civiles muertos y 957 heridos en toda Ucrania, aunque la cifra real es mucho mayor, ha informado Matthew Saltmarsh (portavoz de la ONU).

A lo anterior, tenemos que agregar la grave crisis humanitaria y los desplazamientos forzados.

Se estima al menos 2 millones de desplazados internos y 2.5 millones de refugiados en los distintos países europeos, lo que representa en conjunto el movimiento de más del 10% de la población total de Ucrania en menos de un mes.

Ante el claro fracaso del Consejo de Seguridad para la búsqueda de la paz, occidente ha mostrado que su principal campo de batalla es la economía.

Por otro lado, vemos que el principal poder de negociación de Rusia sigue siendo sus recursos energéticos y su poder nuclear.

Lo que lleva a los países occidentales a tomar una posición muy precavida por temor a una escalada a nivel nuclear, lo que significaría un escenario en el que nadie ganaría (doctrina concebida por John von Neumann conocida como la Destrucción Mutua Asegurada).

Con el planteamiento anterior nos sumergiremos al análisis de un país en particular que puede retomar un papel principal en su región con la restructuración del orden mundial.

Lo cierto es que estamos en un área completamente especulativa, pero podemos analizar ciertos datos para vislumbrar su posible desarrollo.

Turquía, el retorno de la potencia regional

El panorama turco

Turquía o también conocida como la puerta entre oriente y occidente, está en una posición privilegiada, lo que le concede un gran poder geopolítico.

La península de Anatolia ha sido parte de los dos imperios más poderosos del mundo debido a su importancia como corredor comercial.

En la actualidad por ella transitan los recursos más preciados del siglo XXI, el gas y el petróleo, pero en la antigüedad corrían las rutas de la seda y las especias.

Las tierras del país en cuestión siempre han sido codiciadas, desde los griegos hasta los pueblos nómadas de Rusia que dieron origen a uno de los imperios más poderosos y amplios de la historia, el Imperio Otomano.

Aquí podemos ver que Turquía no solo es la puerta entre oriente y occidente, si no que los turcos culturalmente son una combinación de estas dos regiones.

La pérdida de poder regional

A partir de la primera guerra mundial, el país comenzó a perder el papel principal en su región.

En el siglo XX ocurre la disolución del imperio otomano, los movimientos independentistas y las rebeliones árabes.

Dichos fenómenos del primer cuarto del siglo XX trajeron la intervención de nuevos actores occidentales en la región antes controlada inherentemente por el extinto imperio.

Después de varios tratados polémicos, Francia e Inglaterra se repartieron el territorio de Oriente Medio.

Debido a todas las razones anteriores se dio origen a dos de los conflictos más grandes en la historia del país.

El primero fue el genocidio de más de un millón de armenios y el segundo fueron las matanzas étnicas de los kurdos.

Este último sigue siendo uno de los principales motivos de conflictos internos.

Otra pérdida de poder en su región se da en 1999, cuando logra obtener el estatus de país candidato para formar parte de la Unión Europea (mismo estatus que actualmente se le dio a Ucrania via fast-track).

Esta acción representó una transformación completa del país para poder homogenizar sus sistemas a los de la Unión Europea, lo que derivó en un recelo y distanciamiento por parte de los países de Oriente Medio.

El limbo turco

En el siglo XXI sucede la elección del presidente Recep Tayyip Erdogan, político islamista que se ha mantenido en el poder desde el 2002.

Cabe mencionar que Turquía es uno de los miembros más antiguos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

A partir de la primera y la segunda década del siglo XXI, el Estado turco ha sufrido una transformación radical de su estructura política, económica y social, que influyeron en el desarrollo del país.

Este fue testigo de un gran crecimiento económico durante esta época, crecimiento establecido por encima del 7%, lo que lo posicionó como una potencia económica de la zona.

En 2005 iniciaron las negociaciones para la integración del país a la UE (Turquía prefería ser parte de la unión a ser una potencia regional en oriente medio) pero todo cambio con el conflicto de Chipre.

Dicha disputa trajo como consecuencia la pausa definitiva de las negociaciones.

A partir de esta situación Turquía se encuentra en un limbo, un conflicto de identidad si lo simplificamos.

Y es que ante la disputa con Chipre, los miembros de la UE no veían de manera positiva al gobierno turco, además los países de oriente medio tampoco lo veían de buena manera debido a los cambios sobre todo en el ámbito político-religioso, al ser un país de mayoría islámica, pero al mismo tiempo con un sistema presidencial y un estado laico.

Este limbo lo ha orillado a luchar por recuperar su poder regional.

Por momentos se han visualizado posturas encontradas que no terminan de definir el camino que este país tomará.

Turquía en el conflicto ruso- ucraniano

Un ejemplo claro del limbo en las posturas del país es la compra en 2019 de un sistema de misiles antiaéreos s-400 de fabricación rusa diseñados especialmente para defenderse de la OTAN (recordemos que Turquía es al mismo tiempo parte de dicha organización) por el otro lado el país es proveedor de drones Bayraktar TB2 a Ucrania, los cuales están jugando un papel importante en la resistencia ucraniana.

Opuesto a los otros países miembros de la OTAN, Turquía ha tomado una posición neutral y está jugando un papel de mediador entre las partes en conflicto.

La reunión de los ministros de Rusia y Ucrania en suelo turco es prueba del papel de mediador que busca este país para retomar el poder regional

Al mismo tiempo ha tenido una postura dura hacia la ONU, ya que considera que la invasión rusa en Ucrania ha evidenciado la “bancarrota” del sistema de Naciones Unidas, debido a que no pudo evitar la guerra, por lo que ha pedido una reforma que anule el derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Hasta este momento Turquía es el mediador con más posibilidades de lograr una salida diplomática del conflicto, aunque esta situación se ve más lejana con el paso de los días.

El posible retorno de Turquía como poder regional

El conflicto ruso-ucraniano trae a la mesa una restructuración del panorama geopolítico, de la cual Turquía puede tomar ventaja y por fin retornar como una indiscutible potencia regional.

El simple hecho de servir como mediador del conflicto le ha conferido un poder regional tácito.

Sin embargo, existen varias áreas de oportunidad que podría aprovechar para fortalecer su poder regional.

Desde esta perspectiva, la primera área de oportunidad se encuentra en retomar el gaseoducto Nabucco, el cual fue diseñado para reducir la dependencia de Europa del gas ruso.

Dicho proyecto fue cancelado, pero la actual crisis energética consecuencia del conflicto puede actuar como un empujón para retomarlo.

De esta manera se tendría la oportunidad de arrebatarle Asia Central a Rusia para acogerlos en la esfera turca.

El segundo punto de oportunidad sería un acercamiento estratégico a China para el fortalecimiento de la nueva ruta de la seda.

Las actuales sanciones a Rusia por parte de la UE han ocasionado el cierre del espacio aéreo y en cierto punto podría ocasionar el cierre del tránsito terrestre, lo que traería consecuencias para China en su proyecto de la ruta de la seda, el cual toma a Rusia como principal país de tránsito terrestre hacia Europa.

Para Turquía seria la oportunidad para fomentar el paso de la nueva ruta de la seda por su territorio como puente hacia Europa.

Dicho proyecto ya contemplaba al país como parte esencial, pero seguía siendo ámbito de estudio por parte de China debido a las facilidades que representaba el tránsito por Rusia.

Con el aislamiento de este último país por parte de la UE, a la nueva ruta de la seda no le quedaría más opciones que pasar directamente por territorio turco.

Queda claro que el país se encuentra en un momento único para restablecer su poder regional, sin embargo, su papel estará determinado por su posicionamiento con el mundo islámico, así como por la conciliación de sus vínculos tradicionales con el occidente, a la par con su aumento de influencia e intereses en la región.

Ricardo Alberto Canto Trujeque es Internacionalista egresado de la Universidad del Valle de México y estudiante de la Maestría en administración de negocios con especialidad en comercio internacional por UVM e ICEX-CECO España.

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